lunes, 1 de noviembre de 2010

Una Retroalimentación que sanearía a la mente

Por Katherine Ellison

Uno se sienta en una silla, frente a la pantalla de una computadora, con electrodos pegados al cuero cabelludo con una sustancia viscosa. Los cables de los sensores se conectan a una computadora programada para responder a la actividad del cerebro.
Hay que intentar relajarse y concentrarse. Si el cerebro se comporta como es deseado, será alentado con sonidos relajantes y premios visuales, como imágenes de explosiones de estrellas o un campo floreciente. Si no es así, recibirá silencio, una pantalla que se oscurece y flora marchita.
Esto es neurorretroalimentación, una especie de biorretroalimentación para el cerebro, que los médicos dicen que puede abordar una gran cantidad de enfermedades neurológicas - como trastorno por déficit de atención con hiperactividad, autismo, depresión y ansiedad-  al permitir que los pacientes alteren sus propias ondas cerebrales por medio de la práctica y la repetición.
El procedimiento es controversial y costoso. Un ciclo promedio de tratamiento, con unmínimo de 30 sesiones, puede costar 3 mil dolares o más, y pocas compañias aseguradoras estadounidenses lo cubren. Aún así, su popularidad parece estar en aumento. Otros dudan que funcione en lo absoluto.
William E. Pelham Jr, director del Centro para niños y familias de la Universidad Internacional de Florida, llamó a la neurorretroalimentación " charlatanería excéntrica ".  Advirtió que las afirmaciones exageradas podrían hacer que los padres de familia favorezcan dicho método por encima de opciones comprobadas como la terapia conductista y los medicamentos.
Sin embargo, Cynthia Kerson, directora ejecutiva de la Sociedad Internacional para Neurorretroalimentación e Investigación, grupo que aboga por los médicos que lo practican, calcula que 7.500 profesionales de la salud mental de Estados Unidos ofrecen ahora neurorretroalimentación y que más de 100 mil estadounidenses han probado el método en las última década.
La Neurorretroalimentación fue desarrollada en los años 60 y 70. En 1968, M.Barry Sterman, neurocientífico en la Universidad de California, en Los Angeles, reportó que el tratamiento ayudaba a los gatos a no sufrir ataques epilépticos.
Posteriormente, Sterman afirmó  haber logrado beneficios similares con humanos.
Un atractivo importante de la neurorretroalimentación es la esperanza de que puede ayudar a los pacientes a evitar el uso de medicamentos. Los pacientes practican rutinas que se asemejan a la forma en que se ejercita un músculo. Las células cerebrales se comunican entre sí, en parte, a través de una tormenta constante de impulsos eléctricos. Sus patrones aparecen en un electroencefalograma como ondas cerebrales con diferentes frecuencias.
Los profesionales de la salud que practican la neurorretroalimentación explican que la gente tiene problemas cuando las frecuencias de sus ondas cerebrales no se adaptan a la tarea que deben realizar, o cuando ciertas partes del cerebro, no se comunican adecuadamente con otras. Estos problemas, dicen, pueden ser representados en un " mapa cerebral " :  las lecturas iniciales del electrocardiograma que sirven de guía para el tratamiento.
Posteriormente un médico clínico le ayudará al paciente a aprender a acelerar o desacelerar esas ondas cerebrales, a trvés de un proceso conocido como condicionamiento operante.
El cerebro comienza generando patrones bastante aleatorios, mientras que el software de la computadora responde con un estímulo siempre que la actividad cumple con el objetivo.
John Kournios, profesor de Psicología de la Universidad Drexel, en Filadelfia, publicó un pequeño estudio en el año 2007 donde sugirió que el tratamiento aceleraba el procesamiento cognitivo en los ancianos. " No hay duda de que la neurorretroalimentación funciona y que la gente puede cambiar la actividad cerebral ", afirmó.
" Los grandes interrogantes que todavía nos falta responder son la forma en que funciona y cómo puede ser aprovechada para abordar trastornos. "

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